Un hombre ha decidido vender a su hijo recién nacido para intentar hacer frente a sus problemas económicos, poco después de quedarse en el paro por culpa de la crisis desatada con la pandemia del Covid-19. Aparentemente, el padre del niño se encontraba en una situación económica adversa, sin poder pagar la hipoteca y las cuotas del coche. Ha ocurrido en la provincia china de Sichuan.
Lejos queda el lema «la familia no tiene precio». Esta vez parece que sí. Concretamente, 163 mil yuanes (más de 20 mil euros), el precio que recibió la familia a cambio del bebé, de sólo 40 días.
La mujer que compró el niño, identificada con el apellido Xu, entregó un collar y un brazalete de oro, además de los 20 mil euros, como parte del acuerdo económico con los padres biológicos, según afirman ahora los medios locales.
El intercambio fue un éxito. La familia recibió la compensación económica pactada y Xu se llevó al niño a casa. No obstante, la presión escénica fue demasiado y llamó la atención de las autoridades, mientras viajaba en tren para volver a casa con el bebé.
La policía preguntó a Xu, de 43 años, qué hacía con un niño. Primero insistió en que lo adoptó, pero después de un breve interrogatorio, se vino abajo y acabó admitiedo haber comprado al niño, por lo que fue inmediatamente detenida.
El veredicto será una catástrofe para los padres biológicos y la compradora. La ley vigente en el gigante asiático es absolutamente intolerante con el tráfico de niños. La normativa establece que cualquier persona declarada culpable de tráfico y venta de niños puede ser encarcelada de cinco a diez años, cadena perpetúa o incluso la pena de muerte. No merecen menos.