El Espanyol no subirá matemáticamente hoy, pero sí virtualmente si gana.
El Málaga, feroz fuera y que se reencuentra con Keidi Bare, sí puede sellar su permanencia.
Preguntarse si tiene más mérito la temporada del Espanyol o la del Málaga es casi como si quieres más a papá o a mamá, que estando en el día que estamos tiene delito. Aunque habrá quien incluso pueda querer más al suegro, verbigracia Vicente Moreno («Puado sería el novio ideal para la hija de cualquiera», expresó ayer), o incluso a un amigo de toda la vida, como lo son el técnico perico y su homólogo Pellicer, quien para demostrarlo le dedicó esta flor: «El Espanyol juega como un rico y corre como un pobre». En resumen, un partido en familia –todos lo son, a resumidas cuentas, desde que se cerraron al público– de no ser porque hay todo un ascenso en juego.
Otro pariente lejano, el experico Rubi, fue precisamente quien anuló ayer por la tarde toda posibilidad matemática de que el Espanyol regrese a Primera hoy mismo, puesto que la ecuación pasaba por una derrota del Almería ante el Oviedo. No obstante, ese empate (2-2) deja el ascenso todavía más al alcance de los blanquiazules la próxima jornada en caso de cosechar hoy una victoria que sería la séptima en ocho partidos, que implicaría la decimocuarta jornada consecutiva sin perder e incluso mantendría al alcance una locura como el récord de puntos en la historia de Segunda.
A propósito de la familia, señalada anteriormente, sobre el encuentro planeará también la memoria del gran padre de la cantera perica, que también abanderó la del Málaga. El gran ausente local, el sancionado Fernando Calero, llegó a la Costa del Sol gracias a la astucia del añorado Manel Casanova –aprovechó un despiste del Valladolid–, entre cuyas manos se moldeó también Darder y pudo pasar Keidi Bare, quien de alevín probó en el Espanyol mucho antes de recalar en La Rosaleda. El albanés, que se perdió el encuentro de la primera vuelta por problemas físicos, sí se reencontrará hoy con su ex equipo. A Calero lo suplirá otro ‘hijo’ de Casanova, ya seaDavid López, tras dos jornadas sin jugar a raíz de unas molestias en los isquiotibiales, o Lluís López.
El Málaga, equipo con el límite salarial más bajo del fútbol profesional (2,964 millones de euros) afronta este partido con el lejano sueño de agarrarse al playoff y, por supuesto, convertir su permanencia virtual en matemática. Ha sumado 28 puntos lejos de La Rosaleda, lo que le convierte en el cuarto mejor visitante solo por detrás de Espanyol –ocho victorias a domicilio en ambos casos–, Almería y Mallorca.
Una vez más, Sergio Pellicer afrontará un partido con pocos profesionales, solo 14, dos de ellos porteros, porque tiene lesionados a Jozabed, Benkhemassa, Luis Muñoz y Josua Mejías. Para redondear la lista, de 24 expedicionarios, el técnico se lleva a loscinco filiales de rigor y a cuatro juveniles: el portero De la Osa, Loren, Haitam y Roberto. Además, Caye Quintana viaja en ajustado estado por que se ha pasado toda la semana con una contusión en el cuádriceps derecho. Lo normal es que parta desde el banquillo con lo que Stefan Scepovic sería el delantero referencia.
En la parte de atrás, duda para el lateral derecho entre Ale Benítez, Ismael y el venezolano Alexander González. Juande y Lombán, con Dani Barrio repitiendo en la portería, tratarán de evitar la escabechina que entre Raúl de Tomás y Embarba sacudieron en La Rosaleda en el enfrentamiento de la primera vuelta. Cuando el ascenso era una obligación lejana para los pericos y la permanencia, el único objetivo de un Málaga mermado. Hoy todos tienen premio. Es el día de la Madre.