Nada nuevo bajo el Sol. Los progres, desde su consabido púlpito de superioridad moral, pueden impartir doctrina, están por encima del bien y del mal. La libertad de expresión, es solo para los que piensan como ellos. ¿Alguien se imagina que pasaría si Santiago Abascal o Pablo Casado dijeran públicamente que las mujeres de izquierdas no les ponen, que no saben follar? Se tendrían que exiliar de España. Como lo dice Pablo Iglesias en una tertúlia para progres, no pasa nada. Aquí todo son risas. La doble vara de medir de la progresía mediática de nuestro país. La ley del embudo. O elhaz lo que yo digo pero no lo que yo hago. Machismo del bueno como el de «azotar hasta sangrar». Ya no nos dan ni asco.

La escena ocurrió durante la madrugada del viernes en el programa«Buenismo bien», presentado en la Cadena Ser por Quique Peinado, Manuel Burque y Henar Álvarez, con Pablo Iglesias de invitado.

El espacio, supuestamente cómico, albergó una entrevista al candidato de Podemos en la Comunidad de Madrid que incluyó un cuestionario de preguntas personales lanzadas por la presentadora, todas de carácter íntimo o alejado de la política. Las respuestas del invitado podían ser de dos tipos: o extenderse con explicaciones o, en el caso de responder afirmativamente pero no querer detallarlo, beberse un chupito para atestiguarlo.

Y eso hizo Pablo Iglesias cuando Henar Álvarez, entre risas, le preguntó: «Yo nunca he pensado ‘melafo’ de alguien de derechas».El líder de Podemos sonrió, gesticuló, se bebió el vaso, de agua para la ocasión y aceptó que era cierto pero justificándose de manera despectiva: «Fui joven».

En ese momento, Quique Peinado añadió una frase todavía más denigrante: «Yo lo he pensado pero luego no ejecuto, porque mi formación me lo impide». «Yo creo que tampoco he llegado a ejecutar», añadió Henar Álvarez, entre risas de sus compañeros, que aludieron en tono peyorativo a un «madero» para referirse a un policía nacional que al parecer mantuvo algún tipo de relación.

En el programa en la cadena más oída de España también hubo tiempo para que Iglesias reivindicara el comunismo, aunque bromeó diciendo que a él le veían como un «socialdemocratilla de mierda»; para apoyar los tuits más agresivos de Pablo Echenique y, entre otras cosas, atacar a la periodista Ana Rosa Quintana, acusándola de hacer publicidad diaria de VOX.

El candidato de Podemos acumula un sinfín de escenas que, según los parámetros que impone su propia pareja desde el Ministerio de Igualdad, entrarían de lleno en el epígrafe del machismo o incluso del acoso sexual. Solo si los hacen otros.