Luis Enrique hizo caso al clamor popular metiendo a Gerard Moreno,
aunque le dio la razón a medias.
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No se podía esperar otra cosa que no fuera ver un cambio en el once: Gerard Moreno. Luis Enrique no pudo desentenderse de la petición popular tras un primer partido sin gol, aunque el cambio funcionó a medias. Fue fantástico el partido del Villarreal, de eso no cabe la menor duda, pero la Roja no paso del empate y se fue con un penalti, provocado, y lanzado al palo que podría haber supuesto la victoria.
A medias también porque Morata constató que los pitos del otro día no estuvieron ni mucho menos justificados. Abrió la lata recogiendo un mal tiro de Gerard y se fundió en un abrazo con Luis Enrique, su gran valedor. Tanto, que el de la Juventus fue el único del tridente inicial que casi termina el partido. Y merecidamente, porque trajo peligro y además dejo claro que su presencia no es contraproducente con la deGerard Moreno. Todo lo contrario. Se retroalimentan. Otro pase del jugador del Submarino casi termina en gol de Morata. Eso sí, no debió convencer tanto a Lucho el partido de Gerard, porque fue sustituido en la segunda mitad. Seguramente mereció más.
El abrazo entre Luis Enrique y Morata fue una nota positiva, de un vestuario unido y que cree. Se notó en el campo. España jugó bien y pagó caro sus dos despistes. El primero fue al palo y el segundo para dentro. El resto del partido, mejor incluso que ante Suecia. Dominadora, jugando rápido y encontrando espacios. En especial cuando corrió el cronómetro, con una Polonia desecha de tanto correr detrás del balón, pero con una España que volvió a demostrar que ni con sus mejores pegadores tiene el gol en las venas.
Final de despropósitos
La imagen de lo que es esta España apareció a partir del minuto 75. La personificó un Sarabia que entró con más ganas que nunca, pero no estuvo acertado. Las carambolas en el área de Szczesny fueron inagotables , con jugadas de patio de colegio y definiciones inimaginables. Esas, si hubieran caído en botas de Moreno, ya en el banquillo, seguramente habrían cambiado el guion de la película. No habría venido mal. Unas acciones impensables para una selección candidata a campeona, pero un juego desplegado que invita al menos al optimismo, porque de esto ha de vivir España, quiera o no, de aquí a la final contra Eslovaquia. El camino no es otro que la búsqueda de este juego rápido, tratando de poblar algo más el área. Y con el apoyo de la afición, que está vez se ahorró los silbidos, tan innecesarios como importante fue su aliento para que la Roja no dejara de creer hasta el último minuto, aunque sin premio.
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Toca creer
No queda otra. Porque España está metida en un lío. En uno de los buenos. Tercera de grupo, se jugará la clasificación ante Eslovaquia, que tiene tres puntos tras poder contraPolonia en la primera jornada, algo que no logró el combinado de Luis Enrique. Dos empates en dos partidos en los que la asignatura pendiente está clara, pero no hay excusa porque la selección ya conocía su falta de gol antes de llegar a esta Eurocopa.
Lo que juega más en contra de España es que a Eslovaquia le vale con el empate, pero a España no. Se clasifican cuatro de los seis mejores terceros, pero parece difícil que la selección se cuele entre ellos. O se consigue una victoria que de aspiraciones a la primera o segunda plaza, o la cosa pinta cruda, por lo que se conformaría otra decepción mayúscula para España, y de esas ya van unas cuantas.
Sin Thiago y Busquets
Luis Enrique parece que va a seguir fiel a su idea. Incluso hasta ante Eslovaquia. Con Busquets recuperado, el centrocampista volvió a ser Rodri, que rindió a gran nivel y no sería injusto que repitiera en la final del miércoles. Llama la atención, o en verdad no tanto, la no presencia de Thiago. Hace un año se colaba en el TOP-10 mundial, iba a ser un pilar para la Roja, y en estos dos partidos el del Liverpool no ha tenido ningún minuto. Y ni se espera que sea así, porque antes que de Thiago, Lucho apostó por Fabián