Un gol del gaditano, tras soberbia asistencia de Kang-in Lee, y otro de Gameiro, ambos en el descuento, dan la victoria al Valencia en un partido marcado por la roja de Rubén Blanco.
Manu Vallejo, en el minuto 93, en el primer disparo entre palos del Valencia, le dio a Gracia al menos una semana más de vida. Manu Vallejo y Kang-in Lee, que se sacó una asistencia de la chistera de las que tanto se esperaban del coreano. Hubo un segundo disparo a puerta, el del gol de Gameiro, que llegó en la última acción de un partido gris como la temporada del Valencia y que amplía la estadística de la ‘Aspasdependencia’ del Celta. Sin su estrella, una victoria en 23 partidos. Casa nada.
La victoria no oculta los males del Valencia, un equipo que sólo dio síntomas de ir de verdad a ganar cuando Pizarro Gómez expulsó a Rubén Blanco. Pero qué duda cabe que la victoria le da alegría y los tres puntos, aire que respirar. El Celta se quedó con las miel los labios, porque ya saboreaba el punto, aunque Jasper Cillessen solo fue noticia porque volvía a ser titular siete meses después.
Lo único que pasó en las áreas durante la primera mitad fue un gol anulado a Daniel Wass. Bien anulado, por cierto. El resto del tiempo el balón se pasó deambulando por el campo, con mayor porcentaje de posesión de los celestes, pero sin que nadie tomase el mando, sin que nadie tuviera talento para romper líneas y sin que Maxi Gómez ni Santi Mina tuviesen un mal pase que echarse a la boca.
Sólo Kang-in Lee lo intentó por parte che. El Valencia transmite involución, su juego es frío y no da síntomas de ser consciente de dónde está en la clasificación. Carlos Soler y Uros Racic corren pero no imponen y el juego exterior que aportaban los laterales, sobre todo Gayà, pasó a mejor vida sin que nadie sepa el porqué. Así fue al menos cuando eran once contra once.
Al Celta le faltaba Aspas y está claro que eso es mucho decir. Sin su estrella los vigueses pierden presencia y asuntan menos. La fórmula Ferreyra y Solari le aportó trabajo a Coudet, aunque ni Nolito ni Denis Suárez aparecieron como debieran y así el portero holandés tuvo que intervenir lo mismo que el señalado Guedes desde el banquillo.
Por lo visto, a Gracia y Coudet le gustó lo que vieron, porque ninguno movió ficha al descanso. Quizás entendible lo del argentino, por aquello de que jugaba a domicilio y un punto en Mestalla siempre tiene valor aunque sea contra este Valencia. De hecho,el Celta entró al segundo tiempo con una pizca más de mordiente. Pero Gracia, desde el palco, dejó pasar los minutos sin hacer nada para alterar el partido.
Tuvo que ser González González el que agitara la tarde desde el VAR. Él instó a Pizarro Gómez a que fuera a la televisión a ver una salida en falso de Rubén Blanco que acabó con Maxi Gómez volando fuera del área. La acción, más aparatosa que clara, la estuvo revisando durante varios minutos el colegiado, con jugadores de uno y otro equipo comiéndole la oreja. Finalmente, Pizarro entendió que Rubén sí tocó a Maxi -con la uña sería, aunque tampoco el portero protestó su suerte- y el Celta se quedó con uno menos.
Gracia sacó a Kevin Gameiro y Manu Vallejo. El Celta se encerraba atrás y el Valencia dominaba pero no inquietaba. Y así transcurrieron los minutos, así se moría un partido que podía significar el fin de la era Gracia. Pero en el descuento Kang-in Lee hizo magia y Manu Vallejo no perdonó. Después llegó el gol de Gameiro, que en lo personal también lo necesitaba.