El ariete serbio decidió el partido en la única acción de peligro que tuvieron los visitantes.
El Almería monopolizó el balón, pero se estrelló contra la zaga asturiana.
El Sporting le ha cogido gusto a liderar la clasificación y se mantiene firme y sólido en cabeza. Sufrió y tuvo un partido muy incómodo en Almería, pero gobernó con mano de hierro su área y encontró refugio una vez más en las botas de Djurdjevic(cuatro goles en cuatro jornadas), que decidió el partido en su única intervención relevante. Una ocasión, un gol y tres puntos que mantienen a los asturianos a los mandos de Segunda.
El equipo de David Gallego exhibió muchas de las virtudes que le tienen imbatido en este arranque de Liga. Generoso en la presión y solidario en las ayudas, el Sporting sobrevivió sin excesivos problemas al empuje almeriense en la primera mitad. Monopolizó el balón y jugó casi todo el tiempo en campo contrario el Almería, perosalvo una combinación muy precisa entre Balliu y Villalba que Aketxe envió fuera por poco, todas sus acometidas se ahogaron en la frontal del área o finalizaron con disparos lejanos. Marikadze, mientras, era un espectador de excepción sobre el césped.
La movilidad de Villalba y Lazo en la línea de mediapuntas puso en algún aprieto a los zagueros asturianos, pero Mariño no desempolvó los guantes hasta el 57’. Fue Aketxe a balón parado, una de sus especialidades, el que le obligó a responder con una parada de mérito.
El vasco sacó su zurda a pasear de nuevo un minuto y medio más tarde, pero su exquisito centro se le coló entre las piernas a Juan Villar, que dejó escapar una clara ocasión de gol.
El equipo de David Gallego exhibió muchas de las virtudes que le tienen imbatido en este arranque de Liga. Generoso en la presión y solidario en las ayudas, el Sporting sobrevivió sin excesivos problemas al empuje almeriense en la primera mitad. Monopolizó el balón y jugó casi todo el tiempo en campo contrario el Almería, perosalvo una combinación muy precisa entre Balliu y Villalba que Aketxe envió fuera por poco, todas sus acometidas se ahogaron en la frontal del área o finalizaron con disparos lejanos. Marikadze, mientras, era un espectador de excepción sobre el césped.
La movilidad de Villalba y Lazo en la línea de mediapuntas puso en algún aprieto a los zagueros asturianos, pero Mariño no desempolvó los guantes hasta el 57’. Fue Aketxe a balón parado, una de sus especialidades, el que le obligó a responder con una parada de mérito. El vasco sacó su zurda a pasear de nuevo un minuto y medio más tarde, pero su exquisito centro se le coló entre las piernas a Juan Villar, que dejó escapar una clara ocasión de gol.