El Real Zaragoza se dejó empatar por dos veces por la Unión Deportiva Las Palmas en un partido justísimo de calidad y ocasiones, con un expulsado por bando (Lemos y Nieto) y dos goles de bandera, obra de Javi Ros y de Espiau. Al equipo de Baraja, muy falto aún de rodaje, le faltó intención, juego, control y profundidad, mientras el de Pepe Mel, que acumula tres jornadas y aún no ha ganado, mostró una propuesta superior, pero su nivel defensivo no le alcanzar para vencer.

El Zaragoza tuvo un inicio activo, con varias incursiones de Nieto por la izquierda y un remate con todo a su favor del debutante Vuckic que se marchó junto al palo derecho de Valles, pero el equipo canario no tardó en soltarse, gracias a una presión eficaz y sostenida y a un mayor desparpajo con la pelota, y respondió con un disparo cruzado de Pejiño que atajó Cristian Álvarez.

El marcador se movió en el minuto 18 y de la forma más inesperada: Eguaras sacó un córner muy cerrado y el guineano Clau Mendes, la punta de lanza grancanaria en La Romareda, lo cabeceó a su propia portería al intentar despejarlo ante la salida tardía y blanda de su guardameta.

Pero poco le duró la alegría al Zaragoza, porque cinco minutos después, y también tras un saque de esquina, Lemos empalmó un derechazo desde fuera del área que se ‘tragó’ Cristian Álvarez junto a su poste izquierdo. El balón le botó antes, pero el portero argentino reaccionó muy tarde al golpeo lejano del lateral diestro.

El empate equilibró por completo el partido y el Las Palmas fue creciendo bajo el impulso de su juventud y de su mejor propuesta ofensiva, mientras al Zaragoza le entraron dudas para interpretar el juego, apenas arriesgó y su centro del campo careció de intención. Sólo Narváez, y a base de genio, emergió como cierta solución ofensiva en el equipo de Baraja, mientras el extremo gaditano Pejiño puso toda la tarde en serios aprietos a Vigaray en la banda.

La segunda mitad comenzó con un cañonazo de Clau Mendes desde 40 metros que se marchó rozando el larguero, pero el que volvió a dar primero en la diana fue el Zaragoza. Y casi de inmediato. Narváez abrió para Chavarría por la banda izquierda y el centro de otro de los nuevos en el equipo aragonés lo mandó a la jaula Javi Ros de un imponente zurdazo, tras un despeje corto de Kirian. Un gol muy bonito del capitán del Zaragoza que enmendó en parte su malhadada ‘panenkita’ frente al Elche en el ‘playoff’ de ascenso.

El 2-1 no mejoró al Zaragoza dos goles y un solo disparo entre los tres palo, justísimo de recursos técnicos e incapaz de conservar la pelota más de dos pases seguidos. Pero una segunda e innecesaria tarjeta amarilla a Lemos, por entrada sobre Narváez, pareció despejarle el horizonte de problemas a un equipo aragonés que también hizo debutar a Adrián, relevo del esloveno Vuckic, muy desangelado en su estreno, y al Toro Fernández, recambio de Narváez, activo durante toda la tarde.

A la desesperada y con uno menos, el Las Palmas se jugó el todo por el todo en el último tramo del encuentro dando entrada primero a Benito y a Maikel Mesa y después de golpe a Araujo, Fabio y Espiau. Lo de Espiau fue salir y besar el santo, porque en su primera intervención marcó un gol de bandera desde fuera del área, tras una pared con Araujo, que le hizo justicia a los méritos de su equipo. Corría el minuto 82 y entonces al que le entraron las prisas fue al Zaragoza, que, además, se quedó enseguida con diez por expulsión de Nieto, también por una segunda amarilla, y ya no tuvo ni energía ni fútbol para apuntarse la victoria.