El Real Valladolid logró remontar el gol inicial de los gerundenses, pero en un penalti chivado por el VAR los de Míchel empataron un encuentro loco.
Partidazo en Zorrilla. Real Valladolid y Girona regalaron un partido tremendo a los aficionados en una oda al fútbol de ataque, a la emoción en su máxima expresión. El punto alegra más a los gerundenses que a los pucelanos, pero ambos equipos se fueron desfondados y con la sensación de haberlo dado todo para llevarse los tres puntos. Si el fútbol fuera justo, al Pucela y al Girona deberían darle sino tres puntos, al menos, dos.
La primera parte fue un buen partido de fútbol, aunque hubo que esperar al último minuto para ver un gol. El duelo fue muy intenso y con ocasiones en estos primeros 45 minutos, donde el Girona empezó asustando con un centro al que Borja no llegó por centímetros. A partir de ahí, los pucelanos volcaron el campo sobre la portería de Juan Carlos con llegadas por la derecha de Luis Pérez y Plata y por la izquierda con Nacho. De esta manera, Toni cruzó demasiado el balón, Javi Sánchez cabeceó fuera, antes de que Weissman se estrellara contra Juan Carlos, que se convirtió en el mejor de los suyos, a magnífico pase de Cristo González. No paraban los locales, pese a las continuas faltas gerundenses, que lo intentaron con dispararos del canario y de Roque Mesa. Rondando la media hora, sin embargo, los gerundenses empezaron a salir, a asomarse al área de Masip. Borja disparó fuera y el chut de Baena fue detenido por el meta pucelano. No estaba acostumbrado en los últimos partidos el conjunto local a que le atacaran tan seguido, pero donde más sufrió fue a balón parado. Primero Bueno remató a las manos del cancerbero blanquivioleta, Baena le volvió a poner a prueba y Stuani cabeceó fuera por centímetros. En la portería contraria, antes del gol, El Yamiq cabeceó y Juan Carlos tuvo que sacar el balón en la línea. Cuando el partido se iba al descanso, Samu Saiz sacó una falta desde tres cuartos y Bernardo cabeceó a gol ante la deficiente defensa de la jugada de Javi Sánchez acabando con la imbatibilidad de Masip que se cerró en 646 minutos. Todavía antes del descanso, Nacho puso a prueba a Juan Carlos que paró, de nuevo, en una primera parte en la que el meta fue el mejor.
El Real Valladolid salió enrabietado en la segunda parte y con los cambios consiguió remontar el partido. El aluvión blanquivioleta comenzó con dos disparos de Cristo y Roque, antes de que Luis Pérez cabeceara y, otra vez, Juan Carlos detuvo. Pacheta movió el manzano e introdujo cuatro cambios que fueron claves en los goles pucelanos. Primero Sergio León marcó a la media vuelta tras un barullo en el área. No se pararon ahí los blanquivioletas, mientras que Samu Saiz se erigió en timón de su equipo, haciendo un partidazo. De hecho se fue de tres jugadores blanquivioletas y le puso un balón mágico a Aleix García que la tiró por encima de la portería de Masip. En la portería contraria, Weissman, peleado con el gol cabeceó al palo y después vio como Juan Carlos hacía una parada impresionante, justo antes de que se produjera la jugada más inexplicable de la Liga. Anuar disparó, el balón casi entra, pero Morcillo lo remacha y el árbitro no pita gol, con lo que mientras los pucelanos celebraban la remontada, el Girona hizo una contra en la que los gerundenses pudieron marcar. El balón salió y entonces el VAR comunicó, tras revisar que el balón había entrado y que no había fuera de juego, que era gol. Con 2-1 el Real Valladolid acariciaba su primera remontada. Entonces El Yamiq le dio una manotazo a Arnau dentro del área y el VAR se chivó del penalti que Samu Saiz convirtió en gol en el minuto 88. Todavía Sergio León pudo marcar el 3-2 y Samu Saiz el 2-3.
