Goleada contundente de los txuri-urdin contra un Cádiz muy endeble en defensa y al que tampoco ayudaron las decisiones del VAR.
La Real Sociedad resurge en el Reale Arena en un festival de contundencia goleadora y buen fútbol, contra un Cádiz que evidenció importantes problemas defensivos, y que también se vio muy penalizado por las decisiones arbitrales que llegaron desde el VAR, aunque todo hay que decirlo, fueron totalmente acertadas y justas. Eso sí, no se puede obviar en la lectura del partido que esas jugadas polémicas decididas desde la sala VOR porque Pizarro Gómez no estuvo fino sobre el césped marcaron el desarrollo del partido. Pero peritarlas de otra forma hubiera sido injusto, aunque para el equipo gaditano llueve sobre mojado, y ese tipo de decisiones le pesan ya como una losa. La Real aprovechó al máximo esas jugadas que también buscó, porque desde el principio fue a por el partido apabullando a su rival con la posesión del balón.Oyarzabal marcó por partida doble antes del descanso y dejó encarrilado el choque, que después remataría Isak en la segunda parte, cuando el equipo gaditano estaba ya con un hombre menos por la expulsión de Marcos Mauro. El VAR aparecerá en la foto de las jugadas claves, es cierto; pero conviene no cegarse con ello, y señalar que la Real dio un repaso de fútbol a un Cádiz que se mostró muy endeble en la parcela defensiva y que también dio todo tipo de facilidades a un inspirado ataque realista, al que esta vez entró todo lo que no le había querido entrar en jornadas anteriores. El Cádiz queda tocado, la Real respira aliviada con la esperanza de que esta vez sí sea el principio del fin de su mala dinámica de los últimos meses.
Desde el principio, el choque de estilos quedó patente sobre el césped del Reale Arena. La Real Sociedad quería el balón, y el Cádiz pretendía hacerse fuerte bien replegado y en defensa para salir rápido a la contra. Eran los txuri-urdin los que llevaban el peso del partido, pero los gaditanos no se amedrentaban ante ese dominio a través de la pelota. Un par de acercamientos con relativo peligro de la Real, protagonizados por Isak y Gorosabel, daban paso a varias llegadas de Negredo con Jairo corriendo por la banda izquierda. Pero sin remate, porque el problema del Cádiz es que no remataba sobre la portería de Remiro.
Y entonces, llegó el festival del VAR, porque el colegiado Pizarro Gómez no se enteraba sobre el terreno de juego. Mateu Lahoz le tuvo que llamar para que decretara penalti por mano de Negredo. Oyarzabal, como siempre infalible desde los once metros, no fallaba para adelantar a la Real. En la siguiente jugada, el Cádiz pudo haber tenido la oportunidad de empatar, en una acción en la que el balón le dio en la mano a Zubeldia. El árbitro decretó pena máxima, pero Mateu Lahoz le avisó desde la sala VOR para decirle que la tenía pegada al cuerpo, así que el penalti no se llegó a lanzar. Y encima a los pocos minutos, error grosero de la defensa gaditana que aprovecha para plantarse solo delante de Ledesma y marcar el 2-0. Pero ahí no acababa el festival de las correcciones del VAR. Pizarro Gómez tampoco vio como Mauro agarraba a Oyarzabal cuando se quedaba solo delante de Ledesma. Expulsión clara que llegó tras pedirle que lo revisara desde la sala VOR. El Cádiz se quedaba con un jugador menos justo antes del descanso. Y la Real completaba 45 minutos muy redondos.
La segunda parte, a pesar de los cambios de Álvaro Cervera, la tónica del partido no cambió. La Real siguió como una apisonadora pasando por encima del Cádiz, haciendo un partido muy lúcido en ataque, también ayudado por las enormes facilidades que dio la defensa del equipo gaditano. Si en la primera parte fue Oyarzabal el encargado de rubricar la superioridad realista, tras el descanso fue Alexander Isak, que ya había hecho unos primeros 45 minutos excelsos. Primero remató de primeras dentro del área un pase en profundidad preciso y precioso de Januzaj. Y después cabeceó a placer libre de marca un balón rechazado tras otro centro de Januzaj. Se avecinaba festival goleador de la Real, pero apareció Jairo para aprovechar de la única imprecisión de la defensa realista para maquillar el resultado. Y ya en la recta final, Merquelanz pudo hacer la manita en dos ocasiones, pero primero se lo anularon por fuera de juego previo de Oyarzabal, y después Ledesma voló para despejar si remate franco de cabeza. No hicieron falta más goles, la Real resurge a lo grande y deja tocado a un Cádiz con evidentes problemas defensivos y al que para colmo no ayudan las decisiones arbitrales y el VAR.