El canterano del Athletic, de volea, anotó su primer gol como profesional y terminó con la racha de diez partidos sin perder del Rayo en casa.

Los franjirrojos acariciaron el empate al final.

Todo principio tiene un final. Nico Serrano cachorro de Lezama y talento en ciernes profanó Vallecas, terminando con la inmaculada racha del Rayo de Iraola, que se había mantenido invicto en casa diez jornadas. El Athletic no acusó el cansancio ni las bajas y redondeó su semana fantástica, consiguiendo lo que Barça o Betis no habían sido capaces hasta el momento, hacer que los franjirrojos mordieran el polvo. Los madrileños no fueron el vendaval de golpes y ocasiones de otros combates, mérito de unos leones que a domicilio son letales, hasta el punto de haber perdido sólo en el Bernabéu.

Vallecas recibió con pitos a su villano particular, a Marcelino, el actual entrenador del Athletic y uno de los detonantes de aquel descenso franjirrojo de la 15-16. Hay heridas que, aún cicatrizadas, siguen molestando. Para sacudirse aquel pasado, nada mejor que fijarse en el presente. Sólo tardó ocho segundos el Rayo en demostrar a su rival qué implica adentrarse en sus dominios. Falcao dibujó una vaselina, que se perdió unos centímetros por encima del larguero. A partir de ahí, el efecto local se disipó y los leones desplegaron su plan, buscando balones en largo a Iñaki Williams y Raúl García y jugadas de estrategia uno de sus puntos fuertes para tratar de intimidar a Luca. No obstante, el primer aviso de fuego real lo tuvo en su zurda Berenguer y su tiro, desde el vértice del área, se marchó ligeramente desviado.

Al partido le costó desperezarse, pero lo hizo en una jugada de infarto. El esférico se paseó dentro del área del conjunto vasco en un par de ocasiones sin encontrar un rematador en las filas del Rayo. Era el preludio de que algo estaba a punto de suceder. Una pérdida de Comesaña desembocó en una contra del Athletic que finalizó con un centro de Raúl García, desde el flanco derecho, hacia Berenguer, su intento de chilena no fructificó, pero sí lo hizo la volea de Nico Serrano, que inauguró el marcador a la media hora de partido y anotó su primer gol como profesional. Era su primera titularidad y se doctoró en Vallecas, donde rendirse está prohibido. Álvaro, a la media vuelta, se sacó de la chistera un lanzamiento que murió en las manoplas de Unai y, acto seguido, Luca también despejó un trallazo de Williams. Instantes antes del descanso, la polémica compareció. Los madrileños reclamaron un posible penalti por mano de Vivian.

La segunda mitad comenzó con dominio visitante. Nico Serrano acarició el doblete, cuando mandó arriba un misilazo que le había puesto atrás Lekue. No cambió mucho el guion con el paso de los minutos. A los franjirrojos les costaba encontrar las grietas por las que colarse y casi siempre se abrían por la banda de los García. Si delante sufrían, detrás también. El Rayo veía cómo el Athletic insistía a la contra probando a Luca, con un tiro cruzado de Raúl García y con un testarazo demasiado alto de Dani García. Los de Iraola recuperaron el pulso cuando apareció Álvaro en estado puro, tirando de velocidad, recortando a Unai y obligando a Íñigo Martínez a esprintar y chocarse contra el palo para abortar el empate. Eso sí, la jugada estaba invalidada por fuera de juego.

La defensa vasca repelió las arremetidas de Fran García y Balliu. El Rayo iba pareciéndose más a la versión habitual, empujado por la grada. A diez minutos para el final nada parecía decidido. Los franjirrojos lo chutaban todo, con más corazón que cabeza, con la primaria pulsión de resistirse a la derrota, cada vez más cercana. Unai metió la manopla para desviar un remate de Bebé y el asedio continuó cpn una lluvia de centros al área y córners. Agua. Esta vez no hubo final feliz en Vallecas, aunque su Rayo (igual que ahora el Athletic) continúa a un punto de puestos europeos.