El Granada igualó el 0-2 con el que se puso el Rayo en la primera mitad gracias a los goles de Catena y Guardiola.
La expulsión de Comesaña fue determinante para el empate final.
El Granada rescató un punto de fe. Las nazaríes tenían el partido perdido con 0-2 al descanso y una muy mala imagen ante un Rayo que dominó a su antojo y pudo irse a la caseta con una goleadaa. No mató el conjunto de Iraola y la expulsión de Comesaña nada más reanudarse el partido cambió por completo el choque. El Granada logró el empate con fe y corazón, aunque poco fútbol. Ninguno se aleja de abajo, pero ambos suman un punto más para la salvación.
El Rayo salió a por todas. Una alta presión, ordenado, ganando todos los duelos y con una alta intensidad que sorprendió a un Granada que aún no se había enterado que había empezado el partido cuando los rayistas hicieron su primera incursión en el área rojiblanca. No se había llegado al primer minuto. El Granada era una sombra de si mismo. Apático, impreciso, perdido y sin conseguir salir de tres cuartos. Y, a los cinco minutos, un error en el pase provocó la primera ocasión de Guardiola que sacó Maximiano. De ese córner nació el primer mazazo franjirrojo. El centro desde la esquina de Isi lo remató totalmente sólo Catena. Seguía sin aparecer el Granada. Ni el gol le hizo reaccionar. Sin fuerzaa ni intención, sin intensidad ni ganas. Sin aparecer todavía por Los Cármenes con un Rayo que imponía su juego y dominaba a su antojo, llegó el segundo. Era el minuto 16 cuando en un balón largo de Comesaña, Guardiola molesta a Quini para que Álvaro gane el balón y se la devuelva a delantero que sólo dentro del área ponía el 0-2. El Granada seguía sin aparecer. Isi a punto estuvo de marcar el tercero, Nteka poco después con remate sólo en el área y Maximiano apareció al tiro de Álvaro. Pasada la media hora, el Granada pisó por primera vez el área visitante con algo de intención, epro sin ni siquiera rematar. El primer tiro llegó en el 37′, pero Dimitrieski mparo facil el lanzamiento de Quini. Pudo ver Petrovic la segunda amarilla, pero Hernández Hernández fue benévolo con el serbio. Sin signos de vida por parte de los rojiblancos en una plácida primera mitad de los franjirrojos, se llegó ald escanso.
Torrecilla hizo un doble cambio en el tiempo de asueto. Eteki por el absuelto Petrovic y Machís por un perdido Collado. Y el Granada empezó a tener algo de balón y de llegada. Fe y corazón, aunque muy poco fútbol. Sin embargo, todo cambió en el 50′. Comesaña vio su segunda amarilla en dos minutos, las dos justas, eso sí. Iraola clamaba por la injusticia de no haber visto antes Petrovic la segunda. El partido se desniveló con un Granada que creía, Los Cármenes empujando y el Rayo temblando. En el 55′ Molina tuvo la primera tras un centro de Machís que Molina mandó al palo. En el 66′, llegó el gol de la fe. Centro de Uzuni que tocó Germán y Molina, en el balón muerto en el área, esta vez no falló. Gol que daba vida al Granada y se la quitaba al Rayo. Los franjirrojos buscaron su fútbol. Con uno menos y temeroso de perder el partido empezó a tener pérdidas de tiempo, jugadores caídos y continuas discursiones. Estaba desesperando incluso a Hernández Hernández que expulsó a Iralo y en más de una ocasión dejó a los franjirrojos con nueve con jugadores atendidos esperando en la banda. El Granada acumulaba ocasiones, el Rayo ni se acercaba a Maximiano. Balones colgados, empuje y mucha fe… pero poco fútbol. El tiempo se agotaba y, en el 91′, apareció el VAR. Iglesias Villanueva llamó al colegiado por una mano de Mario Suárez en un centro. El árbitro fue a verlo a la pantalla y decretó la pena máxima. Gol que hizo expoltar a Los Cármenes. Quedaba tiempo, porque Hernández Hernández había añadido nueve minutos. Arezo en un mano a mano y Molina en el últimos suspiro encontrándose con el larguero, pudo culminar una remontada de fe. No llegó, pero el punto sabe a gloria en Granada. El Rayo sigue si salir de su mala dinámica…