El conjunto de Míchel se llevó los tres puntos de Los Cármenes con una soberbia actuación del brasileño.
Se fue 0-3 al descanso, pero el Granada reaccionó.
EI Girona hizo una primera mitad casi perfecta para llevarse los tres puntos de Granada y dejar a los nazaríes en descenso.
Los de Míchel ya son terceros por detrás de Real Madrid y Barcelona. Invictos y sorprendiendo con un fútbol que enamora.
Tenía el Granada ganas de reivindicarse en su casa.
Pero Los Cármenes no es el fortín de antaño.
El Girona demostró desde el primer minuto que está en un momento muy dulce.
Savinho era una pesadilla, Bryan, en el otro lado, era el único con intención.
Pero el Granada, tras un inicio esperanzador de diluyó ante el fútbol del conjunto de Míchel. Raúl evitó al cuarto de hora el gol de Ignasi en su portería con un paradón, pero nada pudo hacer cinco minutos después. Savinho, con campo por delante, llegó hasta al frontal sin dificultades y se la dejó a Tsygankov, que con un zurdazo mandó el balón a la escuadra. El gol fue un jarro de agua fría.
No había reacción ante el juego casi perfecto de los de Míchel. Pero fue a la media hora cuando los gerundenses noquearon a los nazaríes.
Aleix presionó y robó a Melendo cerca de la frontal, allí apareció Savinho para otra vez con un zapatazo desde la frontal, hizo el segundo.
Tres minutos más tarde, en un balón que puso Aleix de falta la tocó Dovbyk en el primer palo y la mandó a guardar David López en el segundo. El Granada no estaba.
Y eso que Uzuni, en un centro de Callejón, mandó incomprensiblemente el balón fuera totalmente libre de marca.
El descanso sirvió para que Paco López levantase a los suyos. O quizá porque el Girona se veía ganador.
Pero los nazaríes empezaron a competir de tú a tú, a presionar bien y a tener algo el esférico. Y, en el 63′, el albanés se encontró el balón tras un cóner y esta vez sí marcó.
El Girona le puso cloroformo al partido, intentando que no pasase nada y no dejar que el Granada se despertase.
Y aún así, Raúl salvó a los nazaríes del cuarto en un error propio y en un mano a mano con Stuani. Y, en el 84′, Boyé dio esperanzas, pero Couto las apagó muy rápido.