Un centro desviado que nadie remató acabó en gol en propia puerta de Timor en el 64′. Muchísimas ocasiones de gol del Getafe.
Notables Fali y Ledesma.
El fútbol es así. Un centro que cambió su dirección al rebotar en los tacos de un contrario y que no llegó a rematar ningún delantero acabó en gol, el tanto hizo ganar el partido al Cádiz y los tres puntos significan la salvación.
Pasar de jugar con dos puntas a hacerlo con uno solo hace pensar en un planteamiento reservón, pero lo cierto es que se vio la versión más atrevida del Getafe, con un medio (Timor) jugando de central y con una segunda línea de ataque que reunía el mayor talento de la plantilla: Kubo, Aleñá y Cucurella. Los tres por detrás de Mata.
La primera ocasión de gol no fue una sino dos. Sucedió en el minuto 8. Remató Mata a dos metros de portería pero sacó Negredo, el rechace volvió a Mata, quien lo intentó por segunda vez rebotando el balón en esa ocasión en Ledesma. Con el Getafe maldiciendo su suerte, el Cádiz montó una contra en cuya escena final Perea aparecía solo ante Soria, pero en lo que tardó en armar la pierna para rematar Djené le robó la cartera por detrás y cuando el cadista fue a golpear el balón ya no estaba. Todo en treinta segundos. Emociones fuertes, emociones multiplicadas.
Más madera en el minuto 15. El danés Jonsson estuvo a punto de marcar pero su remate lo sacó Soria bajo palos. Literal, pues el portero despejó el balón sobre la línea. Una parte de la esfera sobrepasó la cal, no el balón completo.
Aunque no se registrasen más ocasiones claras de gol en la primera parte, el partido tuvo continuidad, intensidad y emoción, con ambos equipos atacando e invadiendo el área contraria. 0-0 al descanso que bien pudo haber sido 1-1.
La segunda parte comenzó con una ocasión del de cabeza de Fali. El mejor del partido estaba siendo insuperable en defensa e intratable en ataque. Le contestó de igual manera Djené en el 60’.
Que Kubo iba a ser el primer sustituido del Getafe estaba cantado. El jugador nacido en Kawasaki cuantos más partidos juega menos futbolista parece. Por el entró Ángel. Más peligro, más gol, más fútbol. No llevaba dos minutos en el césped y el tinerfeño forzó una falta peligrosísima al borde del área.
La jugada de la sinrazón. El 0-1 fue una jugada que no imaginaria el más creativo de los entrenadores ni dibujaría la más loca de las pizarras. El centro desde la banda de Espino hubiese sido una anécdota más, pero al tocar en Aleñá y coger nueva dirección se convirtió en peligrosísimo centro al que a punto estuvo de llegar Sobrino. Soria, que tampoco hizo la mejor salida que un portero pueda hacer, dejó pasar el balón confiado una vez que ya no había amenaza rival, pero la mala suerte del Getafe no había acabado y Timor, que había acudido para auxiliar no se pudo quitar de en medio, el balón golpeó en su pecho y acabó entrando como una lágrima.
Mata pudo empatar en el 70’ pero sacó Ledesma con un pie. Hubo más ocasiones claras pero, o las paró Ledesma o las remataron a ciegas: Arambarri (77’), Aleña (87’), Ángel (88’). El destino, juguetón, hizo que el partido acabase con un remate a la cruceta de Alejo en el 95’. 0-2 ya era mucho.