El Elche sale del descenso al tumbar al equipo de Lopetegui, que encadena tres derrotas antes de la Champions. Goles de Raúl Guti, Carrillo y De Jong.

EI Elche cree firmemente en la salvación. Y no es un acto de fe. Escribá ha aterrizado con las ideas claras y quiere obrar otro de esos milagros que se conocen en el Martínez Valero de memoria. Su equipo es otro. Ha pasado de deambular por el césped y oler a muerto a estar vivito y coleando. Al Sevilla le pasó por encima con fútbol, entrega y garra. Y eso empieza a preocupar en Nervión, donde la gasolina parece que escasea.

La derrota copera ante el Barça dejó secuelas letales en el equipo de Lopetegui. El Elche también castigó a la segunda unidad del Sevilla y le metió el miedo en el cuerpo antes de intentar la gesta ante el Borussia. Raúl Guti y Carillo se vistieron de Haaland para sentenciar al Sevilla en apenas seis minutos. De Jong apretó el marcador en el último instante, pero al Sevilla no le dio para rascar un empate y cosechó, por primera vez, tres derrotas seguidas desde que Lopetegui tomó el mandó.

El Sevilla salió al trote. Y eso que Lopetegui, tembloroso por los kilómetros que acumula su equipo, oxigenó el once. En el cuadro hispalense sólo repitieron Vaclik y De Jong respecto a la debacle copera. Pero el Sevilla estuvo espeso. Su mente todavía estaba en el Camp Nou. También en Dortmund y en el derbi, donde se juega mucho en los próximos días.

El Elche saltó con una marcha más. La máquina de Escribá está cada vez más engrasada y su idea de juego deja pocas dudas. Con Carillo y Boyé en punta, todo pasa por centros laterales para nutrir a los tanques. Así estuvo cerca de adelantarse el Elche en un par de ocasiones. Rekik tuvo que sacar la más clara casi en la línea tras un remate de Carillo. Raúl Guti, desde la frontal, también lo intentó. El Sevilla se perdía teniendo el balón en zonas intrascendentes, con el Papu al frente de todas las operaciones. Eso sí, el argentino, pese a retrasar un poco su posición y ocupar más campo, sigue sin encontrarse cómodo. Los bailes parece que tendrán que esperar.