El canario lidera la remontada de la Real ante un Elche que vuelve a complicarse la vida.

Gol de penalti anulado a Isak por una ‘paradinha’.

David Silva es eterno. El canario tiene el don de regalar grandes partidos y pasó por Elche como una estrella, lo que siempre fue. Hasta el Martínez Valero le despidió puesto en pie tras liderar la remontada de una Real que sigue soñando con la Champions y que la tiene a tres puntos, a tiro de Silva. El Elche, pese adelantarse en el marcador, se derrumbó en la primera parte y tiró por tierra parte de la renta que tenía sobre el descenso. La zona roja queda a cuatro puntos y el sábado tiene una final por la salvación ante el Mallorca.

La victoria de la Real se recordará por el gran partido de Silva y la pifia de Isak. Al sueco le anularon un gol de penalti por realizar una ‘paradinha’. Pero el equipo de Alguacil se repuso a todo y dejó tocado a un Elche que ha perdido parte de su alegría, esa que le permitió tener un buen colchón sobre el descenso.

La Real vivió cien vidas en la primera parte. El equipo de Alguacil pasó por todos los estados de ánimos en minutos. Empezó con depresión por el tempranero gol de Carrillo tras una gran acción entre Mojica y Fidel y casi se hunde justo cuando Pere Milla perdonó el 2-0 tras un error grave de Zubeldia en una cesión atrás. El catalán se durmió entre tanto recorte y despertó a la bestia. Los donostiarras pasaron de la depresión a la euforia, con un vendaval de fútbol y ocasiones. Isak no aprovechó un penalti cometido por Roco sobre Sörloth y, en el engaño que intentó ante Edgar, cometió una falta técnica. Amarilla y bajonazo para el sueco.

La Real empezó a encontrar a Silva y de su zurda salieron los dos goles de la remontada. El canario levantó la cabeza y le puso dos caramelos a Sörlth y a Le Normand para darle la vuelta al partido en siete minutos. El Elche bastante tenía con resistir de pie y buscar explicaciones a su derrumbe.

Francisco agitó el banquillo en el descanso y la Real se puso cómoda, como si todo hubiese tenido que pasar en la primera parte. Rico e Isak se toparon ante Edgar y Ponce metió el miedo en el cuerpo tras acariciar el empate. Pero la Real ya olía la zona Champions.