Doblete del delantero rojiblanco en un partido trepidante y colofón de De Marcos en el minuto 89.
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Los cambios de Marcelino permitieron creer en la remontada. Frenazo al Betis.
Tres meses después, el Athletic disfrutó de un horario distinto a las ya cansinas nueve de la noche. De esa oscuridad reciente pasó al día, al sol que lucía en San Mamés a la hora de la digestión. Pues eso, de las sombras a la claridad mudó el equipo de Marcelino en 90 minutos, en un partido que tuvo medio perdido ante el pujante Betis y que levantaron dos gloriosos guerrilleros.
El encuentro lo abrochó De Marcos en el minuto 89, con un gol en el que puso todo su pundonor. Y puso las bases Williams. Iñaki, el mayor de la saga. Camina por el terreno inexplorado de los 212 partidos seguidos en Liga. Cinco años al pie del cañón, sin fallar a su puesto de trabajo. Entre tanta función, va desplegando su repertorio de carreras veloces y a veces se saca jugadas para enmarcar. Como el gol del empate a dos, un obús con la zurda a la escuadra desde la parte izquierda del ataque, cuando parecía que iba a recortr con la diestra. Era su doblete tras abrir el marcador en el suspiro inicial. Entre el 9 y De Marcos acabaron con la racha de triunfos del Betis y, de paso, cortaron la nefasta trayectoria del Athletic: adiós a ocho jornadas sin sumar tres puntos.
El partido arrancó frenético. Un pestañeo y había riesgo de perderse algo gordo. Mientras se acomodaba el personal, Muniain metió un balón profundo a Williams, que definió con parsimonia, eligiendo bien, sacándose por fin la ansiedad que lleva arrastrando durante semanas. Arrancó en posición muy dudosa y el VAR delató que el talón de Víctor Ruiz le habilitaba. Era el minuto dos, un escenario idílico que tanto ansía cualquier equipo. Pero enfrente no estaba un enemigo cualquiera, apretaba un rival tocado por los dioses y ese tempranero sopapo no le iba a mandar a la lona. Un Betis que acumula un pelotón de jugadores en campo contrario e incluso sin el balón sale a la presión sin temblores, muy lejos del refugio de su portero.
La banda derecha del Betis circulaba por una carretera de seis carriles, ya que Muniain se metía por dentro y daba pista de despegue a Bellerin. Las diagonales a los laterales eran puñales punzantes. Rozaron el empate primero con un balón profundo a Álex Moreno y luego con Bellerín. Una acción trepidante de Canales y Moreno acabó con Juanmi engordando su nutrido saco de goles este año. Las cosas volvían a estar como al principio, pero con mucha chicha por medio.
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