El párrafo es demoledor: «Pese a ello, con la única finalidad de desprestigiar al medio OKDIARIO, puesto de común acuerdo con María Gloria Elizo Serrano, y con la participación de los letrados Raúl Carballedo González y Marta Flor Núñez García, a sabiendas del origen de las imágenes publicadas en OKDIARIO, el aforado Pablo Iglesias insta a los servicios jurídicos del partido a ampliar la denuncia inicial formulada por Dina Bousselham, tratando de simular, falsariamente, una conexión entre las imágenes publicadas en el digital, y la desaparición del teléfono el 1 de noviembre de 2015».

O sea, el magistrado Manuel García-Castellón entiende que el vicepresidente segundo del Gobierno y secretario general de Podemos ha podido cometer un delito de denuncia falsa y solicita al Supremo -al estar Pablo Iglesias aforado- que le investigue, además, por los  presuntos delitos de daños informáticos y revelación de secretos, con agravante de género, en relación con el «caso Dina-Iglesias». En la exposición razonada, el juez asegura que «Pablo Iglesias en ese momento tenía acceso a la micro SD que guardaba en su poder, por lo que sabía que en OKDIARIO se estaban publicando imágenes enviadas a terceras personas por Dina Bousselham».

Lo que da por acreditado el juez, en suma, es que Iglesias denunció al Eduardo Inda y al medio que dirige, OKDIARIO, con el falaz argumento de que estaba al servicio de una turbia trama -que calificó de «cloacas del Estado»- con el afán expreso de acabar políticamente con Podemos. Pues bien: quien pretendió acabar con Eduardo Inda y OKDIARIO fue Pablo Iglesias, que urdió una siniestra estrategia para engañar al juez con una denuncia falsa en la que acusó a Inda de «colaborar activamente con el ex comisario Villarejo  para difundir información robada a sabiendas de su obtención de forma ilícita». Y esa denuncia falsa la utilizó como permanente reclamó electoral en las elecciones de abril de 2019.  Qué cruel paradoja: el comportamiento ilícito que Iglesias atribuía falsamente en su denuncia al director de OKDIARIO se parece mucho al comportamiento ilícito que el juez atribuye ahora a Pablo Iglesias, quien si no estuviera aforado estaría a estas horas imputado por la Audiencia Nacional.

Si el vicepresidente segundo del Gobierno atesorara un mínimo de dignidad, moralidad y vergüenza política renunciaría de inmediato a su cargo, pero como carece de ética y cuenta con el apoyo de Pedro Sánchez lo que hará es atacar al juez y a OKDIARIO. En cualquier caso, y a expensas de lo que decida el Supremo, podemos  afirmar tajantemente. «Cloacas, las tuyas, Pablo Iglesias»