La política española se ha convertido en un vodevil. En una casa de putas sin dueño. Pero con putas. Y con muchos de sus vástagos y descendientes en el redil. Esos sí.
Y por aquellos avatares del destino tuitero (o no) el ciberespacio ha aupado en menos de 24 horas a lo más alto del ‘trending topic’ nacional a dos nombres que, por extraño que parezca, convergen en un mismo nexo de unión del panorama patrio. Lo que ha unido Twitter que no lo separe el hombre.
Si la noche del martes Pipi Estrada, popular periodista deportivo reconvertido a famosete del papel couché, se aupaba a todas las portadas tras anunciar (por error) la muerte de Michael Robinson, ex jugador y comentarista británico de nuestra televisión, con pésame incluido a su sufrida viuda (¡manda huevos!), hoy ha sido Adriana Lastra, portavoza socialista y acérrima defensora a ultranza de la banda de Pedro Sánchez (la paguita es la paguita) la que volvía a ser protagonista tras sus inenarrables intervenciones desde la Tribuna de oradores de la Cámara Baja. Los discursos de Adriana, siempre escritos, son inescrutables, sutiles como cine francés y tan ricos en léxico y sintaxis como una poesía de Quevedo. Tan cargados de contenido como su curriclum vitae. Música celestial para nuestros oídos.
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¿Y que tienen en común, muchos se preguntarán, Pipi Estrada con Adriana Lastra? ¿Que los dos son asturianos? También. Pero al parecer comparten algo más que la patria chica. José Manuel, el‘Pichón’ Estrada y Adriana llegaron a tener una relación que va mucho más allá de una simple amistad.
Y no, lo decimos nosotros, que no tenemos ganas que nos vuelvan a alicatar a querellas con amenazas de burofax incluidas como los de su señoría, el Excelentísimo Vicepresidente del Gobierno, cuando hablamos del rumor de su aventura más allá de los muros del casoplón de Galapagar. Tenemos enmarcado con pompa y boato su autógrafo en el despacho.
Como está la vida, como para ir acumulando querellas. Entre estos y el Ministerio de la Verdad, la redacción de MEDITERRÁNEO DIGITAL parece ya la oficina del ‘Lobo de Wall Street’ con los requerimientos del FBI.
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El rollete entre Pipi y la Lastra lo reveló otro fenómeno de la naturaleza, Coto Matamoros, un monstruo televisivo que ahora se ha quedado solamente en eso… en un monstruo. Eso sí, hay que reconocer que el tío tiene dos cojones tan gordos y duros como la cara de Pedro Sánchez (o casi).
La asombrosa revelación, que sin duda cambiará el curso de la historia de la humanidad, la hizo el bueno de Matamoros en un programa de YouTube ‘Discapacidad Total’ del canal GH Recovery. Y la verdad que a su favor hay que añadir que Coto y Estrada, además de vicios y varios enemigos en común, compartieron durante muchos años una más que intensa y estrecha amistad.
Y no sabemos si es cierto o no, pero desde luego el chascarrillo haría que se le rizasen las pestañas al mismísimo Hannibal Lecter.
“Pipi Estrada, en su día tuvo un affaire con una política (…) le comió el coño (…) una política en activo, una portavoz, una paisana de él… ¡tuvo un affaire con Adriana Lastra!” (¡toma ya!)
La noche de pasión con la Lastra (según Coto) le sirvió a Pipi para una reconversión repentina a las virtudes del sanchismo ¿qué le haría para que se cayera del caballo y viera la luz?
No sabemos si es verdad o es mentira. Es más, señores abogados de Ferraz, estamos convencidos de que es falso (guiño, guiño), una fake news, un bulo de los que tanto le gustan a los progres, pero los 10 minutos que dura la explicación de la (supuesta) noche de pasión son absolutamente apocalípticos. El Pichón y la Lastra. Esto sí que da para una tesis doctoral y no el cum fraude de Pedro Sánchez. Para que luego digan que algunas no tienen un buen curriculum personal.
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