A medida que aumenta el número de casos por día, podríamos pensar que el nivel de cuidado o percepción de riesgo crece. Pero no es así.
A pesar de las medidas tomadas, una parte de la población no concientiza el peligro y continúa poniendo en riesgo a los más chiquitos del hogar, quienes pudiera pensar que lo único que ha cambiado con respecto a nuestra «antigua vida» es el uso del nasobuco.
Todavía se siguen encontrando niños jugando en parques, en el transporte público… y es posible ver en las calles un gran número de padres con bebés en coches, algunos sin usar debidamente las mascarillas o, sencillamente, sin ellas.
Aunque en casa a veces pudiera ser difícil encontrar con quien dejar a los niños para resolver asuntos de emergencia o solucionar problemas cotidianos, es deber paternal conocer los riesgos a los que se exponen los infantes al salir del hogar.
La pandemia no tiene rostro y si continúa la irresponsabilidad las cifras cada día serán más alarmantes y serán más vidas las que pongamos en riesgo.



