Un golazo de Raúl García Carnero hace justicia a la insistencia pucelana ante un Sevilla que desapareció tras marcar.

Aunque el premio para Sevilla y Valladolid fue el mismo a la conclusión de su encuentro, el empate a uno dejó un sabor de boca mucho más agradable en los pucelanos que en los sevillanos. Sencillamente porque la fe de los de Sergio tuvo un premio tan justo como justo fue el castigo a la racanería de los de Lopetegui. Se volvió a cumplir la máxima de que al Sevilla le sienta como un tiro adelantarse en el marcador demasiado pronto, puesto que el dominio que exhibió durante la primera media hora se convirtió en un juego ramplón y conformista desde que el 1-0 lució en el luminoso hasta que el Valladolid empató.

Raúl García Carnero selló el empate en el minuto 87 con una espectacular volea desde fuera del área que se coló por la escuadra de Bono. Era la recompensa a la valentía del Valladolid en la segunda mitad y al acierto de Sergio con los cambios, a pesar de que no demasiados aficionados entendieran que Orellana fuera sustituido. En el banquillo contrario, Lopetegui no dio con la tecla y poca explicación tiene que prescindiera de Ocampos, su mejor hombre sobre el césped, con más de 20 minutos por delante.

Ocampos había sido lo mejor del Sevilla en ataque. Aunque la bendición que tenía el año pasado cara a puerta se haya esfumado, lo entendió siempre y asumió la responsabilidad de trasnformar el penalti que Fede cometió al intentar taparse la cara en una jugada a balón parado. Corría la media hora y el Sevilla había laminado al Valladolid, que sólo podía replegarse y aguantar el chaparrón. Llegó el penalti, marcó Ocampos y se acabó el Sevilla.

Ferretería  La Cantera

Calle Salvia  17  Valsequillo Gran Canaria
Horario Lunes a Viernes 07.00 a 17.00   Sábado  07.30  a 13.00
Teléfono  928  570 595  —  605 291 825

Marcos André avisó al principio del segundo acto con un taconazo al palo, pero la fe del Valladolid fue inquebrantable. Y el premio llegó en forma de golazo cuando la lluvia constante ya hacía estragos en el césped y en el físico de los profesionales. El Valladolid hizo méritos para el empate, prácticamente los mismos deméritos que el Sevilla para perder dos puntos.