El Real Valladolid no pudo ganar el partido ante los azulones y vuelve un año después a Segunda División.
Segundo descenso en tres años de los blanquivioletas.
Ronaldo Nazário, presidente y dueño del Real Valladolid, ha visto como en una semana se le ha caído todo el proyecto que tenía para el club: en siete días le han parado el proyecto de la ciudad deportiva por el presumible cambio de gobierno en la ciudad y el equipo ha descendido a Segunda División. Un desastre. En 2019, en una visita a As, pronosticó que en cinco años el Real Valladolid jugaría en Europa. No se equivocó, aunque el plan no será, exactamente, como él tenía pensado. El año que viene los blanquivioletas se enfrentarán al Andorra después de sumar su segundo descenso en tres años, mientras que el Getafe, agarrado a la heroica, al maestro Bordalás, consigue su permanencia más sufrida. En siete partidos el valenciano ha sumado tres victorias, dos empates y dos derrotas para sellar la salvación.
Y es que el Real Valladolid no ha bajado hoy. Pese a fiarlo todo a llegar con vida al último partido de Liga, los blanquivioletas han tirado demasiados partidos por la borda con Pacheta y con Pezzolano. Un equipo con un balance de goles de -30 (33 a favor y 63 en contra) es imposible que se salve. No va a ninguna parte. El modelo, obviamente, no ha funcionado y a Ronaldo y su gente le toca analizar dónde ha fallado, pero la responsabilidad, más que nunca, es suya.

Los blanquivioletas no tuvieron la sangre fría necesaria para jugar este tipo de partidos en la primera parte y cayó en la previsible trampa del Getafe de Bordalás, que lo fue más que nunca. El espectáculo de pérdidas de tiempo comenzó en el minuto 2 con Soria haciéndose el loco y Pezzolano protestando. El técnico valenciano, por supuesto, entró a la gresca… fue la mejor definición de estos minutos donde cada intentó de los vallisoletanos por jugar al fútbol se veía interrumpida por los azulones con desplazamientos de balón, jugadores al suelo y demás triquiñuelas. Todo ello incidió en que los vallisoletanos no tuvieron continuidad. Y cuando consiguió encontrar espacios, los medios pucelanos no tuvieron la precisión necesaria para superar una defensa de cinco que no dudó en emplearse a fondo. ¿De fútbol? Poco. ¿Oportunidades? Menos. Apenas un par de disparos desde fuera del área uno de Iglesias y otro de Aguado y sí una ocasión clara de Jaime Mata que en su vuelta a Zorrilla forzó a Masip a hacer una gran parada tras un cabezazo del madrileño.
La segunda parte fue un quiero y no puedo del Real Valladolid. Llegó al área rival, pero no acertó porque no disparó entre los tres palos. Aguado lo intentó un par de veces y también lo hizo Machis, pero sin ninguna fortuna. El único que fue capaz de rematar a portería fue Larin, que de tacón remató flojo, para que detuviera Soria. ¿Y el Getafe? Nada. Se dedicó a defender, perder tiempo y apenas buscó la portería de Masip, a quien no vio de cerca.