Las lesiones del central y el centro campista ensombrecen la victoria sobre un Zaragoza flojo y nulo en ataque que deja en mala posición a Iván Martínez.
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Un gol de Uros Djurdjevic tuvo que ser de nuevo el que rescatara al Sporting de acabar otro partido sin triunfo. No obstante, lo consiguió y lo mereció el equipo de David Gallego ante un Real Zaragoza flojo, escaso y nulo en ataque que solo reaccionó timidamente, con más corazón que cabeza, en los últimos minutos a la desesperada. Iván Martínez parece contar ya sus horas como entrenador del equipo aragonés.
La primera parte transcurrió sin sobresaltos para ninguna de las dos porterías. El Sporting buscó el gol siempre con disparos lejanos y, en esa faceta, cuando hay tiros desde la larga distancia sobresalió Pedro, el que más cerca estuvo de sorprender a Christian Álvarez, que vio el balón más cerca que su colega Diego Mariño.
El Real Zaragoza le disputó al Sporting la posesión del balón pero no inquietó la meta local. Se quedó lejos de las posiciones de remate el equipo de Iván Martínez en un primer período igualado.
La segunda parte comenzó con el primer disparo entre los tres palos. Aitor fue el autor pero se encontró con una gra intervención de Christian Álvarez, que volvió a responder más tarde con una mano prodigiosa a tiro casi a bocajarro de Gaspar.
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Con Pedro Díaz como conductor del juego rojiblanco, la ocasión clara tenñia que llegar y apareció en un pase medido de Saúl que pilló a toda la defensa visitante mal colocada. Djurdjevic no desaprovechó la oportunidad de marcar para un Sporting que, sin embargo, perdió por lesión a dos puntales: Manu García y Babin.
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Las lesiones de Manu y Babin son ahora la principal preocupación de un Sporting que se reencontró con la victoria y cortó una mala racha que comenzaba a inquietar. Más preocupante es, no obstante, la situación de un Real Zaragoza que no acaba de levantar cabeza.