Error clamoroso de Remiro en una falta lanzada por el capitán del Athletic en un derbi muy táctico.
La Real sube al liderato en solitario, pero se queda con un palmo de narices.
En el minuto 92, cuando el derbi andaba finiquitado y orientado a ser una repetición de la final de Copa de abril, Remiro quiso erigirse en protagonista. Rompió el parentesco con la cita de La Cartuja al tragarse una falta de Muniain sencilla. La Real estaba con uno más, muy cómoda, con cinco defensas, manejando las teclas. Una falta absurda de Lobete inició el despropósito local. La sacó Iker y al meta txuri-urdin le dio por despejar de puños, pero el balón venía duro, seco y se le disparó hacia el larguero, con tan mala suerte de que se le coló en la meta. Fin de un partido muy táctico, feo como la lluviosa noche. La Real recupera el liderato en solitario, pero se quedó con un palmo de narices. Quedó absolutamente desolado el portero, un ex del Athletic para más aflicción. Su motivación era enorme y resulta que resucitó al equipo al que dio un sonoro portazo años atrás. El curso pasado, también en Anoeta, se llegó a ese mismo empate a uno con cantada final de Simón. Otra caprichosa coincidencia.
Esa jugada parecía desnivelar un partido malo, sin ninguna continuidad, con muchas precauciones y respeto mutuo. Balenziaga se perdió el derbi al sufrir unos problemas estomacales en las horas previas. Marcelino se quedó sin laterales izquierdos. Íñigo Martínez, ayer abucheado como de costumbre en el Reale Arena, se perdió el partido ante el Espanyol por la misma razón. El Athletic se enchufó muy bien al inicio de ambos períodos. Por ejemplo, nada más sacar de medio campo, con un balón profundo para Williams, que no supo definir. Tampoco Raúl García en el cabezazo posterior. Los leones no presionaban alto y los pupilos de Imanol sí eran más agresivos, invitaban al rival a generar por dentro para luego pillarle a la espalda.
Las ocasiones llegaban de año en año. Una Tuvo Isak en el minuto 19, que atajó abajo Simón. La Real empezaba a encontrar facilidades para llegar a la frontal en un derbi tosco, sin el control de ninguno de los dos contendientes. Todos estaban encima de sus pares, y el que menos continuidad tenía era el cuadro visitante. La Real trataba de recuperar lo más alto posible para explotar la velocidad de sus balas nórdicas. Imanol cerró el grifo de Berenguer y Muniain. Y los laterales apenas tenían presencia en campo contrario. Faltaba madurar los ataques. Imanol retrasó la posición de Merino para tener más juego. Raúl dispuso de la suya, pero nada. El Athletic se puso más arriba cuando recibió el gol, y tiró de orgullo tras la expulsión de su líder defensivo. Supo nadar toda la noche a contracorriente. La Real acabó con cinco para tener más fortaleza atrás. Todos estaban para desfilar, cuando Remiro premió el tesón de sus excompañeros. Y cayó el telón de un pulso intenso, táctico y enormemente igualado.