Dos tantos de Pau Torres y Aitor Ruibal, canteranos y los mejores de su equipos, certifican el empate entre el los amarillos y el Betis, que no había igualado todavía hasta este domingo.
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Se abona el Villarreal al empate con su cuarta igualada en los últimos cuatro encuentros. Empata por primera vez este Betis que se había movido las 12 jornadas anteriores entre la victoria (5) y la derrota (7). En una Liga tan igualada como la actual, sumar un punto les dará a los verdiblancos para seguir anclados de momento a la parte media-alta de la tabla.
Pierde fuelle y sobre todo ventaja sobre sus perseguidores europeos el equipo de Emery, al que le cuesta demasiado últimamente meter goles. Los hace sobre todo a balón parado, como el penalti que le metió al Real Madrid o el cabezazo tras un córner con el que Pau Torres inauguró pronto (0-1, 5′) el marcador en el Villamarín. El defensa castellonense no se conforma con marcar bien o sacar la pelota de libro, también aporta en ataque gracias a su 1,90. Aquí se está gestando un gran central.
Aturdido por el tanto tempranero, al Betis le costó cogerle el aire a la primera mitad, en la que el Villarreal acaparó el balón y los acercamientos a la portería rival, con Parejo mandón en el centro del campo. No era el día sin embargo de Gerard ni tampoco de Fer Niño, sorpresa en el once amarillo ante las bajas de Bacca y Alcácer. Mucho sobeo, nulo remate de los dos puntas.
Sí chutaba Aitor Ruibal, que tras una provechosa cesión en el Leganés comienza a convertirse estos últimos partidos en algo parecido a una estrella del Betis. El extremo, que ya había dado en Pamplona la asistencia que encauzó la victoria bética, puso a prueba a Asenjo con un zapatazo para la mejor, la única ocasión verdiblanca en el primer tiempo, y a poco de regresar del vestuario empalmó una volea cercana a la escuadra para equilibrar el resultado (1-1, 50′)
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«No vine aquí a luchar contra las lesiones», debió de pensar Unai Emery a poco de regresar del vestuario, poco antes del empate local, cuando se le caía el tercer futbolista de la tarde, Francis Coquelin. El francés había sustuido a Iborra en el final de la primera parte, momento en el que también había tenido que marcharse dolorido a la grada el escuatoriano Estupiñán. Remendado y sin muchas opciones de cambio ni de descanso, el Villarreal se fue perdiendo en pases imposibles entre líneas y el Betis trató de aprovecharse al contragolpe. Pero el 1-1, seguramente justo, no se movió.
