El conjunto rojiblanco duerme quinto tras atropellar al Ibiza.
En el Girona marcaron Baena, Bernardo, Stuani y Bustos (dos).
Goldar hizo el tanto del bloque ibicenco.
El Girona está desatado y ha subido el nivel. El conjunto rojiblanco suma su tercera victoria consecutiva tras atropellar a un Ibiza endeble. Firmó un encuentro para enmarcar y dio un revolcón considerable a su rival gracias a los tantos de Baena, Bernardo, Stuani y Nahuel Bustos, que hizo un doblete. Los de Míchel se catapultan hacia la quinta posición y dejan al Cartagena, séptimo, a seis puntos de distancia.
Míchel quería que su equipo dominara la posesión y presentó sus cartas sin miedo. Juntó en la medular a Aleix García, Baena, Samu Saiz y Borja García y, claro, el Ibiza persiguió sombras durante muchos minutos. El balón corría a gran velocidad y, además, la presión de Pol Lozano fue asfixiante. Gracias a él, por el robo de un balón, llegó el 1-0. Samu Saiz y Baena se asociaron y este último le puso un centro a un Nahuel Bustos que lo hizo excelente. El Ibiza no estaba cómodo sobre el terreno de juego, los errores se le acumularon y el Girona campó a sus anchas. El duelo para los gerundenses fue plácido, pero no exento de polémica porque en el 33’ Baena pidió penalti. Escobar, que se desentendió del balón, le agarró dentro del área y el colegiado y el VAR no quisieron saber nada. No hubo castigo, el único que sí lo tuvo fue Míchel, que vio la roja directa por las protestas.
Pero la primera mitad aún se agitó más y fue gracias al 2-0 de Bernardo (el VAR tuvo que ayudar porque el línier ni el colegiado vieron cómo el balón superó la línea de gol) y a una parada portentosa de Juan Carlos ante el tiro de Fran Grima en el 42’. Y de portero a portero. Germán Parreño cometió un error garrafal en la salida del balón y Bustos, al borde del descanso, lo aprovechó para hacer el 3-0 con una vaselina deliciosa.
Ya en la segunda mitad, Paco Jémez quiso agitar el árbol dando entrada a Álvaro y Javi Lara, pero no era el día. El Girona estaba en modo rodillo y Baena obtuvo recompensa a su recital de juego con el 4-0. El castigo para los ibicencos estaba siendo considerable, pero no dejaron de batallar y Goldar hizo el 4-1. Un minuto después, el central pudo poner algo más de picante, aunque se le anuló, por fuera de juego, el 4-2. En los últimos minutos parecía todo escrito ya, pero el problema para el Ibiza fue que aún estaba por aparecer Stuani y cuando lo hizo solo necesitó tres minutos para morder. Provocó un penalti y él mismo lo convirtió (es histórico porque es el gol número 100 con la camiseta rojiblanca). Con el 5-1 ya sí, sinfonía finalizada.
con una una vaselina deliciosa