El Cádiz empata en Elche y logra la salvación.

El colista aprieta y le anulan dos goles por fuera de juego.

Boyé iguala el choque.

Un empate en Elche dejó al Cádiz en Primera. Adiós al sufrimiento amarillo. Fiesta en el Martínez Valero, del millar de gaditanos, y en la Tacita de Plata. Nueve minutos le duró el miedo al Cádiz. Ese fue el espacio de tiempo que estuvo escuchando la radio el banquillo amarillo. Ese fue el periodo que tardó el equipo de Sergio González en perforar la meta del Elche. Escalante, tras un zapatazo desde fuera del área de San Emeterio, hizo el 0-1, el gol de la salvación, el tanto de la tranquilidad, la diana que le permitía al Cádiz centrarse en el Martínez Valero y no viajar con la mente a otros estadios. Luego, llegó el empate de Boyé, pero el trabajo psicológico estaba hecho.

Al Cádiz no le dio para ganar. Incluso, Escalante y el VAR evitaron un sufrimiento de los gordos ante un Elche que acaba vivo en sensaciones, intensidad y puntos. Si no llega a ser por un inspirado Ledesma y por los dos goles anulados por el VAR, a Tete Morente, y a Nteka, el sufrimiento amarillo podría haber sido de los gordos, sobre todo en la primera parte.

El Cádiz salió mejor y tuvo la fortuna de encontrar el gol de Escalante tras una larga jugada que arrancó con una falta botada por Iza y que se estrelló en el palo. El mediocentro estuvo acertado para hacer el 0-1. Fue ese gol el que le dio alas al Elche, sin complejos desde hace varias semanas, sin presión tras aquel descenso en Almería. Apretó tanto el colista que el Cádiz se libró por centímetros. Los dos goles anulados por fuera de juego, vistos por el VAR, encendieron al Martínez Valero, mientras el anillo superior del estadio, teñido parte de amarillo, celebró hasta tres goles, el del propio San Emeterio y los dos que se anularon tras tirar las líneas. Ledesma también hizo otro de sus milagros después de hacerle un paradón a Tete.

La segunda parte arrancó con otro susto, pero Tete mandó a las nubes un balón de oro de Nteka, autor de una jugada mágica entre dos defensores amarillos. El Elche insistió mientras el Cádiz esperó a que pasase el tiempo. En un centro de Gumbau, llegó el gol de Boyé. Las tablas metieron algo de presión al cuadro amarillo, aunque la situación la tenía controlada Sergio González en Elche y en otros campos. Al final, la fiesta fue de un Cádiz feliz y orgulloso. La Primera le espera el curso que viene. El Elche espera volver pronto.