El Getafe se lleva un punto de la casa rojiblanca.
El turco empata de penalti un gol de Correa nunca visto antes.
Lo marcó y fue cambiado mientras revisaba el VAR.
Hay cosas que solo en el Metropolitano pueden pasar, que solo ocurren alrededor del Atleti. Cuando el partido terminó, Quique aún seguía allí. Porque los caprichos del fútbol, guionista siempre impredecible y caprichoso, quiso que el entrenador que hizo volver a creer y ganar al Atleti llegara al Metropolitano en el alambre con el Getafe. El abismo esperando otro traspié, ese que a su zapato pudo atar un gol nunca visto antes. Bajo las voces, los hinchas, los colores brillantes, la megafonía altísima y una montaña de abrigos azules y camisetas rojiblancas cayendo sobre un futbolista en el banquillo.
Simeone y Quique se abrazan fuerte antes de que todo comience para delirio del público, los dos últimos entrenadores que más quieren, o han querido. El balón rueda, al minuto Mateu saca amarilla: Djené le ha dado a Reinildo una patada con aire Paulista de roja. El Getafe sale serio y con orden, como si la muerte por venir le estuviera empujando. Se espesa en el campo con una línea de cinco atrás y con el timón en el centro de un hombre de vuelta, Arambarri, sin ritmo pero la competitividad charrúa de siempre. Simeone, enfrente, apuesta por los once del Bernabéu, tenía el balón pero no la profundidad. Y cuando Griezmann encuentra una rendija la portería parece haberse tomado una galleta de Alicia para menguar al tamaño de un hoyo canicas y su disparo se va alto. El Atleti tiene balón, pero no profundidad. No hay dueño claro. Simeone pega a Lemar a la izquierda para vigilar las subidas de Portu.
El Getafe se empecina en presionar en campo rival y lo que provoca es que cada pelota sea un regalo para el Atleti. Encuentra otra rendija Griezmann pero media bota en fuera de juego, como estaba Morata en la jugada siguiente cuando agujeraba la red de Soria tas recibir de De Paul. El banderín sube, el gol no. Ese centímetro siempre de más como maldito sino, como el sentir el empujón de un defensa rival en el área, un empujón que derriba, y que el árbitro no silbe penalti. Seguirá siendo el Atleti el único equipo de Primera sin ninguno a favor esta Liga. Sigue Djené, además, en el partido, sigue Quique con diez. Porque Djené, el único con tarjeta, había sido el futbolista que se había colgado de la espalda de Morata. El VAR no ve penalti. Ni segunda amarilla tampoco. Sigan, sigan. Minuto 15.
Y todo sigue. A pesar de ser esa última una acción tan clara que ni comunicado haría falta para posarle la lupa. El Getafe se encoge y el Atleti campa ante Soria pero con el tino habitual. Ninguno. Lo intenta Koke con un balón suelto en el área y agua. Lo intenta Correa y lo mismo. Y Grizi, igual. Se encamina el partido al descanso a tirones y con el Getafe descubriéndose aún vivo y sin heridas. Termina la primera parte de pie ante Oblak. Ünal le envía una carta a balón parado. Su tiro se estampa en la barrera para regresar a su pie y enviarlo silbando a un palmo de la madera.
El gol nunca visto, los cinco minutos más de Quique
Como si en la caseta Simeone hubiera pedido un gol rápido que evite fantasmas, dudas y nervios, el Atleti vuelve azuzado. Lemar se lanza sobre una pelota de Nahuel al punto de penalti que sorprende a la defensa de Quique y se va a las manos de Soria. Insisten los rojiblancos, pero con desorden y la portería aún hoyo canica, bajo el influyo de la galleta que achica. Entonces Lemar descerraja la pierna y el rechace de Soria le cae a Correa en los pies. Sin pensar, dispara. El balón, a la red, no sube sobre sus cabezas por el banderín al alza. Simeone aprovecha para hacer cambios, Lemar y Correa, mientras tiende líneas el VAR. Música de intriga que podría ser cómica. Es válido. Correa celebra su gol desde el banquillo mientras le caen compañeros encima. Bajo las voces, los hinchas, los colores brillantes, la megafonía altísima y el abismo relamiéndose bajo el zapato de Quique.
Pero a diez del final, giro dramático de los acontecimientos. Simeone le da cinco minutos más a Quique, como cuando el despertador tironea de uno por las mañanas. Esa frase también salida de Alicia puede esperar. “Que le corten la cabeza”. Primero por echarse atrás. Segundo, por quitar a Morata y meter a Saúl. Una mano del último es la vida extra. Penalti. Lo pita meridiano Mateu. Ünal lo marca aunque Oblak adivine. 1-1. Lo intenta Carrasco con una contra que cruza demasiado. Lo reclama Memphis pidiendo un penalti con más teatro que verdad. Con disparos a bocajarro, piscinas, córner a córner y recordando aquello de Djené en el 15′ mientras Quique se iba con un punto que sutura. Un punto, el primero del 2023 para el Getafe sobre el que volver a levantarse. En el Metropolitano tenía que ser.
