El odio es oscuro, y sus frutos, amargos. El veneno que destila va cegando la humanidad de quien lo siente; corroe toda lógica, impide la empatía, niega al otro. Como se alimenta de sí mismo solo puede desembocar en más odio.
El odio no puede generar imágenes como estas, que expresan solidaridad y genuino amor. Aquí aparecen algunos rostros de estos días definitivos, que también han servido para, dentro del
desconcierto y el dolor, destruir máscaras y exponer almas mezquinas, oportunistas, violentas… «almas muertas»…
Estas personas, en Chile, México, Panamá, Laos, Estados Unidos, República Dominicana, Alemania, Barcelona, Brasil… y tantos sitios que no aparecen aquí, no solo pusieron su gota de amor en el mar de amor que hemos construido; en algunos de esos países defendieron las sedes y compañeros de nuestras embajadas del acoso y las agresiones; hubo golpes y detenciones, y estuvieron allí, contra el odio infértil.
Por esa imagen de los pioneros y su alegría auténtica, en su Ciudad Escolar 26 de Julio, otrora Cuartel Moncada, camino junto a mi país. Y esa visión regresará porque venceremos estas pandemias.